Una vela apagada, cinco pedazos de coco, el hombre retuerce el cuello de un pollo y la sangre comienza a derramarse en silencio, después murmura mientras aun sostiene el pollo entre las manos, le habla a una entidad imposible de ver, a veces con familiaridad, otras con veneración y sumo respeto.
Nadie se atrevería a interrumpir esa conexión, nadie osaría tocar o hablar con el hombre mientras se comunica con los muertos. En ese momento pareciera que él está ahí, pero está en otra parte, poseído y lejos de ser el tipo que es en su cotidianidad.
Al final, enciende la vela y el pollo no está, solo se ven las plumas amontonadas dentro de una especie de caldero, el Nganga está completo.
Para entender que es un Nganga, primero debemos saber que el término pertenece a una religión llamada “Palo Congo”, está religión africana, basa sus creencias en los poderes naturales y la veneración de los espíritus, así que no es nada raro que quienes la practican, interactúen con los espíritus, los huesos de los muertos y otros elementos naturales.
La práctica de la religión Palo se centra sobre un altar, este es un espacio religioso y consagrado que está habitado por el espíritu del muerto.
El Nganga es una entidad, significa muerto o espíritu y es un fenómeno de otro mundo en el que el espíritu de un muerto hace y cierra un pacto con un vivo, lo que obliga a este ser a realizar todo lo el que el vivo le ordena.
Para que un hombre pacte con un ser del más allá, primero debe ir al monte para reunir los elementos del caldero y visitar el cementerio, este último con la finalidad de seleccionar al muerto con el que se hará el pacto, es muy importante tener conocimiento y experiencia de como invocar a este ser, ya que de ello depende la obediencia del mismo.
Antes de adueñarse del espíritu, el palero busca a los difuntos que haya tenido una vida lo bastante dura, asesinos, psicópatas, enfermos o accidentados son los mejores candidatos para formar parte del pacto. Esta entidad debe existir en una cazuela de hierro y está compuesto por restos del mismo muerto, una piedra llamada Matari, un grupo de 21 palos los cuales tienen que ser cuidadosamente escogidos, diferentes tierras, hierbas, bichos y animales.
Según las características que tuvo la persona en vida, pueden existir dos tipos de nganga, el Nzambi que se utiliza para hacer el bien y el Ndoki usado para hacer el mal. De este altar se desprenden los nfumbes que son las fuerzas o entidades que se encargan y ejecutan las órdenes del vivo.
Este altar puede ser heredado del padrino tras un largo aprendizaje y después del rayamiento o iniciación de la persona, es pactado por el TATA o padrino, con los huesos del muerto.
Para esto, el ayudante lo cubre con una sábana blanca y prende 4 velas en los puntos cardinales una vez que se hace la invocación del nfumbe, es aquí que el Tata es poseído por el espíritu con el que se hizo el pacto original, este hablara con el ahijado que será el responsable de cuidar y alimentar a este ser, siempre cumpliendo lo acordado en el cementerio.
Luego de que se han puesto de acuerdo, el tata y el espíritu, se hace una firma en la espalda del tata o en la hoja de un machete, el ayudante coloca siete montones de pólvora en la firma y si se queman todos de una vez, significa que la entidad está de acuerdo, de lo contrario hay que empezar el proceso con otro nfumbe.
Sin duda una ceremonia fuera de lo ordinario y bastante siniestra, ¿te atreverías a presenciarla?