Yōkai son seres mitológicos pertenecientes al imaginario cultural japonés,mucha gente los confunde con demonios, sin embargo, este concepto difícilmente puede englobar toda la gama de criaturas sobrenaturales que abarca.
El termino Youkai abarca espíritus, (Yuurei) fantasmas, (bakemono) monstruos que cambian de forma, (Hengeyōkai).personas que sufren transformaciones y animales que toman características humanas y poderes sobrenaturales Kuchisake-onna, lo que traducido al español significa “la mujer con la boca cortada”, es una leyenda japonesa.
Esta leyenda inició cuando una preciosa mujer se casó con un samurai. Esta chica acostumbraba a engañarlo, aunque este sabía de las infidelidades, por lo que, furioso, un día en un ataque de celos, gritandole: “¡¿Piensas que eres hermosa?!”, le cortó la boca de un lado a otro. Posteriormente esta se convirtió en un Yokai (espíritu demoníaco), regresando para vengarse y asesinando jóvenes.
La leyenda dice que una mujer se aparece por las noches con la mitad del rostro cubierto, que suele caminar por las calles oscuras y tenebrosas. Cuando se encuentra con un jóven le pregunta “¿Soy hermosa?”. Si este le responde que sí, se quitará la máscara y le preguntará “¿Y ahora?”. Si la víctima grita o dice no, la mujer le cortará la boca de una lado a otro con unas tijeras. Si la víctima volvió a responder que sí, esta lo seguirá hasta la puerta de su casa para matarlo.
Las formas para evitar la muerte son:
– Llevar dulces y ofrecérselos puede tranquilizarla, esto ooo muestra de cariño.
– Se dice que si la víctima contesta con la misma pregunta (¿Soy hermosa?), la mujer quedará confundida y eso dará tiempo para escapar.
– Si se le responde que uno tiene prisa y debe atender un asunto muy importante, ella se disculpará y lo dejará marchar debido a los modales japoneses.
En cualquiera de los casos, es importante no gritar.
Hachishakusama: Dependiendo ante quién se le aparezca, su rostro se ve de manera diferente: puede no tenerlo o poseer uno hermoso según el criterio del observador.
La leyenda cuenta que Hachishakusama había sido encerrada en pequeñas estatuas que la contenían, pero una de ellas se rompió y así pudo escapar.
Un niño, Se encontraba de visita en la casa de sus abuelos, cuando escuchó un extraño sonido. No sabía de dónde venía pero tentado por la curiosidad, buscó por su alrededor. Aquel ruido sonaba como una voz profunda.
Se fijó que por encima de los arboles se encontraba un sombrero de mujer, se movía y el sonido provenía de allí.
Era imposible que fuera una persona. ¿Cómo podía ser tan alta?
Observando mejor, la vio: una mujer extremadamente alta entre las ramas, sus brazos y piernas parecían infinitos. Tenía el pelo largo y negro, apenas se le veía la cara, llevaba un vestido largo y blanco que le hacía juego con el sombrero.
Quiso acercarse más pero la mujer se marchó y con ella el insólito sonido.
Al volver a la casa, encontró a sus abuelos tomando el té en la cocina y les contó lo que había visto. No le estaban prestando mucha atención pero cuando mencionó la altura de aquella mujer y el ruido que hacía, se pusieron pálidos. La abuela contuvo un grito y el abuelo con la cara muy seria le hizo repetir todo lo que había dicho. Entonces, cuando preguntó llorando lo que pasaba, la anciana le respondió con tristeza:
— Hachishakusama se ha fijado en ti. Este espíritu es un ser que busca niños para aprovecharse de ellos porque son más fáciles de engañar. Así, cuando un niño es de su agrado, está condenado a morir, ya que este espiritual lo raptará y nunca mas se sabrá de él. —
Su abuelo, decidido a defenderlo, fue en busca de una bruja capaz de hacerle frente.
Aquella mujer le ordenó quedarse en su habitación, le encerró con llave y le dijo que no debería salir bajo ninguna circunstancia antes de las siete de la mañana.
Pero, antes dejarlo solo, colocó en cada esquina de su habitación un cuenco con sal y puso una pequeña estatua de Buda a la que debería rezar si se sentía asustado, también le dio un pergamino que debía tener en la mano todo el tiempo.
Pasó la noche completamente solo, escuchando por la ventana extraños ruidos y el ya conocido sonido que anunciaba la llegada de Hachishakusama. Oyó de pronto la voz de su abuelo que le preguntaba cómo se sentía, le decía que si tenía miedo solo debía abrir la puerta. El temor que sentía era tanto que estuvo a punto de hacerlo, pero rápidamente recordó lo que la bruja le había dicho y, muerto de miedo, se arrodilló ante el buda y rezó, aterrorizado vio como la sal en los cuencos se estaba volviendo oscura.
Aquella noche fue casi eterna y el golpeteo de la ventana no pausaba, al llegar la luz del día la sal se mostraba completamente negra.
Miró el reloj y vio que ya podía salir, sus abuelos lloraron de felicidad al verlo sano y salvo. El abuelo sin demora sacó a todos de la casa con ayuda de de ocho hombres del pueblo en una camioneta mientras la bruja conducía.
Sentado entre aquellas personas, le dijeron que solo debería mantener la cabeza baja y cerrar los ojos, pues solo él podía ver a Hachishakusama. Sin embargo, abrió los ojos y aunque mantuvo la cabeza abajo, vio por la ventana que allí estaba ella: flotando, al costado del bosque, con su vestido blanco. Ella acercó su cara a la ventana bruscamente, él gritó y cerró los ojos lo más fuerte que pudo mientras estrujaba el pergamino de la noche anterior. Los demás no podían verla ni escuchar el escalofriante
sonido pero sí podían oír cuando golpeteaba en la carrocería o en las ventanas.
La bruja comenzó a rezar tan fuerte que su rezo se convirtió en grito, pero al cabo de un tiempo la voz y los golpeteos se esfumaron.
Esa es la historia de cómo sobrevivió un niño. Jamás ha podido regresar a la casa de sus abuelos, pues corre el riesgo de que el fantasma busque raptarlo de nuevo y terminar lo que dejó inconcluso. No se sabe qué es lo que hace con sus víctimas, algunos dicen que se alimenta de la esencia juvenil de sus presas.