Timotea fue una mujer muy bonita que era esposa de Severiano un hombre muy mujeriego que poseía varias amantes.
Cuenta la leyenda, que una vez, mientras su marido dormía, ella escuchó que él mencionaba el nombre Casilda, este nombre corresponde al de su madre. Como ella no confiaba en su marido supuso que una de las amantes de su marido era su propia madre. La mañana siguiente salió muy temprano a casa de su mamá y llevaba entre su vestido un cuchillo muy afilado. Cuando su madre le ofreció café ella le introdujo el cuchillo en el estómago y su madre, agonizante le dijo:
– ¿Por qué? ¿Por qué lo haces?
– Tu también eres amante de mi esposo
– Una madre es sagrada – le decía, ya casi muriendo – serás una mujer maldita. Me voy a la tumba tranquila, pero tú, tú te convertirás en un ser despreciable, y nunca encontrarás consuelo ni descanso, vagaras por toda la eternidad persiguiendo a los hombres y tu hijo cargará con la maldición que su madre le heredó.
Al salir de casa de su madre ya muerta y ella maldita, regresó a su hogar al que le prendió fuego, dejando a su esposo infiel y su hijo maldito entre las llamas.
En este justo momento, comenzó a vagar; apareciéndose a los hombres en cualquier lugar se presenta como una mujer muy bella, de cabello largos y sedoso, de cuerpo hermoso y atrayente, de rostro angelical y tierno.
Los hombres que la ven se enamoran al instante, ella dichosa acepta las propuestas que le hacen y se los lleva lejos, una vez que la quieren hacer suya, ella se transforma de manera inmediata, grita de manera desesperada, sus dientes se convierten en afilados colmillos, su pelo se le alborota completamente, sus uñas se convierten en garras, por la boca echa fuego y los ojos son como dos pelotas de sangre.
Los hombres generalmente se vuelven locos o mueren de inmediato, y solo algunos viven para contarlo. Aquellos hombres que saben de la existencia de La Sayona, cuando viajan solos llevan una cruz de palma bendita que al mostrarla huye despavorida. Ella se esconde generalmente en los riachuelos. En la actualidad, se dice que “La Sayona” es la mujer del demonio.
En una ocasión, un hombre valiente, con el fin de terminar con su maldición, quiso castigar a La Sayona, se sabe que el anciano se puso la ropa interior al revés, que la buscó, llevando a escondidas unas ramas de altamisa y cuando le salió La Sayona, le rezó el Credo al revés, la golpeó duro con las ramas de altamisa, pero no pudo quitarle la maldición, por lo que La Sayona sigue deambulando por los llanos, y sus alrededores.
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