Un panteón es el lugar donde se depositan los restos mortales de nuestros seres queridos, dependiendo de la cultura y el lugar, los cuerpos son tratados de diferente manera y con sumo respeto, para así brindarles el eterno descanso.
Si conoces muchas historias de fantasmas, sabrás que, en estos lugares, donde por lo general impera la tranquilidad, no se encuentran exentos y siempre parecen ser un foco de la actividad paranormal.
La familia Hernández, fieles creyentes de la ciudad de Guadalajara, Jalisco un día tuvieron que acudir al panteón ya que Humberto, uno de sus familiares que había fallecido, la pareja llevó a su pequeña hija de 7 años con la intención de que aprendiera que la muerte es parte del ciclo de la vida.
Aunque su familia y amigos no estuvieron de acuerdo, la niña asistió al entierro y presenció cómo las personas lloraron y gritaron desconsoladas de dolor al tener que despedirse del difunto.
Poco a poco las personas comenzaron a retirarse, así que la pareja se dirigió a casa para descansar; justo cuando llegaron notaron que lago les hacía falta, la pequeña niña no estaba con ellos, rápidamente llamaron a sus familiares y amigos para preguntar por ella, esperaban que la niña estuviera con alguno de ellos.
La pareja desesperada volvió al panteón y buscaron por cada rincón de aquel cementerio, al no encontrarla, pidieron ayuda a la policía quienes se unieron a la búsqueda. Por muchos meses, no tuvieron éxito y la niña fue dada por desaparecida.
Cuando falleció la esposa de Humberto, el pariente de los Hernández, su última voluntad fue que la enterrarán en la misma tumba que su difunto esposo. Las personas tuvieron que escarbar y sacaron el ataúd de Humberto para poder sepultar a su esposa, pero encontraron algo extraño debajo de este.
Entre la tierra, al fondo de aquel profundo agujero, había unos pequeños huesos que formaban el esqueleto de lo que parecía ser una niña, fue entonces cuando se dieron cuenta de que era el cuerpo de la pequeña hija de los Hernández que había desaparecido años atrás.
En el entierro de Humberto, justo cuando bajaron el ataúd, la niña tropezó y cayó debajo de la caja, entre la desesperación y la tristeza de no volver a ver más a su ser querido, nadie notó el incidente, aunado a que la niña al caer se golpeó la cabeza y murió de forma instantánea.
Las personas que visitan ese panteón en la ciudad de Guadalajara, cuentan que suelen ver a una solitaria niña corriendo y jugando dentro del lugar durante el día y es muy común que está se acerquen a los visitantes que acuden a dar el último adiós a sus parientes para preguntarles si quieren jugar con ella, le regalan algún juguete o dulces.
Lo cierto es que, en esta ciudad y sus alrededores, es muy conocida y se habla mucho de la leyenda de la niña del panteón; una historia en verdad escalofriante, donde el alma de Irene, la hija de los Hernández, aún no encuentra descanso; tú sabes si le regalas unos dulces y te pones a charlar con ella.