En la enigmática Siberia, al oeste de Yakutia, se encuentra la ciudad de Mirni; Allí, en la cuenca del río Vilyuy, este poblado cuenta con su propio Valle de la Muerte.
A finales del siglo XIX, el explorador ruso Richard Maack recopiló una serie de extraños relatos que contaban los lugareños, estos hablaban sobre la actividad paranormal que en este desolado lugar acontecía.