La noche del 19 de septiembre de 1961, Barney y Betty Hill conducían por una carretera rural hacia su casa en Portsmouth, New Hampshire. Según todos los informes, los Hills eran una pareja ejemplar: él era un cartero, ella una trabajadora social, activa en su comunidad y en el movimiento de derechos civiles. En una carretera aislada que serpenteaba a través de las Montañas Blancas, relató la pareja más tarde, vieron un objeto brillante que parecía estar siguiendo a su automóvil. Llegaron a casa alrededor de las 5 de la mañana, sin poder dar cuenta de las dos horas de la noche, pero sintiendo que les había pasado algo terrible.
Les tomó un tiempo, pero los Hills finalmente recordaron el evento que les cambió la vida en ese tramo solitario de la carretera: habían sido secuestrados por extraterrestres.
La afirmación de los Hills fue el primer relato publicado de abducción extraterrestre.
Según su relato, cuando atravesaban las Montañas Blancas de New Hampshire, por la noche, vieron una luz en el cielo, que al principio confundieron con una estrella. Cuando se percataron de que les seguía, Barney paró el coche para tomar sus binoculares y su revólver. Miró hacia el resplandor y observó un objeto con forma de disco, luces de colores y ventanas, y, a través de ellas, siluetas. Asustado, con unas sensaciones extrañas y escuchando unos indescriptibles sonidos., regresó al vehículo y aceleró a toda velocidad. Sin embargo, llegaron a su casa con la ropa manchada, rota y un retraso de dos horas. Dos horas que quedaron en el olvido en su memoria.
Al día siguiente, Betty decidió telefonear y solicitar hablar con algún responsable de la Fuerza Aérea estadounidense, con el fin de explicarle la extraña experiencia. La mañana siguiente recibió la llamada del mayor Paul W. Henderson, a quien explicó lo sucedido con todo tipo de detalle que podía recordar, y el informe del militar fue que quedaba descartado cualquier tipo de avistamiento o contacto extraterrestre, pudiendo confundir muy probablemente el planeta Júpiter con un ovni. Por parte de las fuerzas armadas se le dio carpetazo al asunto.
Los dos años siguientes desde el incidente fueron un infierno para los Hill: la úlcera de Barney se agravó, y ambos sufrieron crisis de ansiedad, hipertensión, insomnio y pesadillas. Pesadillas en las que eran secuestrados por seres extraños.
Acosados por los trastornos, acudieron a un prestigioso psiquiatra y neurólogo de Boston, Benjamín Simon, especialista en terapia hipnótica. El doctor los sometió, por separado, a sesiones de hipnosis regresiva, en las que la pareja ‘reconstruyó’ la laguna mental de dos horas: según su relato, habían sido secuestrados por extraterrestres y sometidos a todo tipo de pruebas físicas en una nave espacial. Los alienígenas habrían programado después las mentes de Betty y Barney para que no pudieran recordar lo sucedido para después liberarlos.
Según la descripción de la pareja, los extraterrestres serían seres de 1,5 metros de estatura, calvos, con la piel grisácea, cabeza en forma de pera, grandes ojos como los de los gatos, nariz y boca pequeñas, y se comunicarían por telepatía, dando una explicación de por qué su comunicación con el líder del grupo fuera en inglés.
Incluso durante las sesiones se pintó un mapa interestelar a partir de las descripciones de Betty, basadas en las enseñanzas del líder de los extraterrestres. Tiempo después, se verificaría la existencia de dos estrellas que figuraban en ese plano. También el Ejército confirmaría que esa noche los radares de la Base Aérea de Pease habían captado un objeto no identificado, aunque “sin consecuencias”, según el informe militar.
El doctor Simón no creyó la versión de sus pacientes -que desde aquel momento se hicieron habituales de programas de radio y televisión-, y adujo que las personas no siempre dicen la verdad cuando se encuentran bajo hipnosis. Para él, los Hill sufrían amnesia, y Betty utilizó sus sueños con extraterrestres para rellenar ese hueco en la memoria, que habría transferido al subconsciente de su marido al narrarle las pesadillas. No obstante, nunca quedó claro por qué sufrían amnesia.
Barney Hill falleció en 1969, Betty Hill fue alejándose de los medios de comunicación, e incluso llegó a denunciar el “espectáculo comercial” en el que se había convertido el tema de los ovnis. No obstante, en 1995 publicaría el libro ‘Una aproximación a los ovnis desde el sentido común’.
El de los Hill es el primer caso de abducción hecho público y uno de los mejor documentados. Dio lugar a artículos, programas, libros y hasta una película. Su relato supuso además la ‘apertura de la veda’ para los cientos de personas que, desde entonces, han asegurado haber sido abducidos.