El volcán Popocatépetl y el Iztaccíhuatl son dos volcanes que han acompañado la historia de México desde los tiempos de la antigua ciudad de Tenochtitlan, ambos volcanes tienen nombre de origen náhuatl.
Popocatépetl, se puede traducir como: “montaña que humea”.
Este volcán se encuentra entre los estados de México, Morelos y Puebla, alcanza los 5,452 metros sobre el nivel del mar, sus vecinos lo llaman “Gregorio” o “Don Goyo”, esto en honor a San Gregorio Magno.
Cada 12 de marzo, los habitantes de Santiago Xalitzintla, la población más cercana, le dejan tributos.
Según la población de Xalitzintla, un día a un hombre llamado Antonio, alias “El Tiempero”, se le apareció un hombre que dijo ser la personificación del espíritu del volcán y que su nombre era “Gregorio Chino Popocatépetl”.
Este espíritu solo se le aparece a don Antonio para comunicar alguna posible erupción o para tranquilizar a las personas cuando surge una fumarola.
Iztaccíhuatl significa “mujer blanca”, el término se usaba para referirse a una mujer, a la sal o a la piedra del copal; Esto es porque el contorno de la cima de la montaña nevada, se asemeja a la silueta de una mujer recostada y cubierta con un manto blanco. También se le denomina coloquialmente como: “La mujer dormida”.
Se localiza en la frontera entre el Estado de México y Puebla, alcanza los 5,230 metros sobre el nivel del mar.
El Iztaccíhuatl se consideraba una montaña sagrada en la época prehispánica, pues se han encontrado, tanto en su cima como en los alrededores, vestigios arqueológicos.
La leyenda narra que cuando llegaron los aztecas al Valle de México, nació la gran Tenochtitlan y ahí la hermosa princesa Mixtli, hija de Tizoc, el emperador de los mexicas.
Mixtli era una hermosa mujer pretendida por muchos hombres, entre ellos Axooxco, un hombre cruel y sanguinario que proclamaba la mano de la princesa.
Pero el corazón de la doncella pertenecía a un guerrero llamado Popoca, uno de los guerreros más apuestos del pueblo; ambos se profesaban un amor inmenso.
Como lo acordó con el padre de la princesa, Popoca salió a combatir para conquistar el título de Caballero Águila y así disputar la mano de Mixtli a Axooxco. Guardando en su corazón la promesa de que Mixtli esperaría por él.
Mientras Popoca se enfrentaba, Mixtli tuvo visiones de que su guerrero había perdido la batalla y había muerto durante el combate.
Mixtli, abatida por la tristeza de la muerte de su amado y pensando en la imposibilidad de su amor, se quitó la vida sin saber que Popoca regresaría triunfante.
Popoca luchó por años y años con cientos de soldados. Tiempo después, Popoca regresó victorioso para encontrar muerta a su amada. El victorioso guerrero ahora tenía triunfo, riqueza y poderío, pero no tenía el amor.
Entonces, el guerrero tomó el cuerpo de la princesa y mandó hacer una gran tumba bajo el Sol, amontonando diez cerros para levantar una enorme montaña. Una vez construida, tomo el cuerpo de su princesa y recostándola sobre la cima de la montaña, la besó por última vez.
Popoca le hizo una promesa para honrar su amor, tomó su antorcha humeante y le prometió que permanecería eternamente arrodillado a sus pies, velando así el sueño eterno de su amada, La Mujer Dormida.
La nieve los cubrió a ambos, convirtiéndolos así en dos enormes volcanes, que desde entonces, permanecen juntos, uno frente al otro hasta el día de hoy y seguirán así hasta el fin de los tiempos.
La leyenda agrega que cada vez que el guerrero Popocatépetl recuerda a su amada princesa, su corazón, que guarda el fuego de su amor apasionado, tiembla y su antorcha echa humo. Es por eso que sigue aventando fumarolas.