En la enigmática Siberia, al oeste de Yakutia, se encuentra la ciudad de Mirni; Allí, en la cuenca del río Vilyuy, este poblado cuenta con su propio Valle de la Muerte.
A finales del siglo XIX, el explorador ruso Richard Maack recopiló una serie de extraños relatos que contaban los lugareños, estos hablaban sobre la actividad paranormal que en este desolado lugar acontecía.
Los habitantes de esta zona, le contaron a Maack que allí se encuentran gigantescos objetos metálicos entre 6 y 9 metros de diámetro que sobresalen en el suelo; Son extrañas cúpulas de metal de color rojizo, parecido al cobre, a las que los lugareños les han dado el nombre de Calderos de Vilyuy, Ofrecen la apariencia de estar enterrados en el suelo y sus bordes son muy afilados.
Estos objetos esféricos han sido vistos por un sin número de personas y los fenómenos inexplicables que ocurren alrededor de estas misteriosas piezas metálicas se han convertido en leyenda.
En la parte superior central presentan un agujero, al cual se puede acceder mediante unas peculiares escaleras en el exterior. Aquellos que han entrado al pozo de estas esferas han referido que, pese a que estas estructuras están rodeadas de nieve, la temperatura en su interior es cálida y muy agradable.
Alrededor de estos objetos similares a calderos volcados sobre el suelo, ocurren fenómenos inexplicables, la vegetación crece de manera anormal y a los animales no les gusta acercarse a esta zona donde extrañamente la tierra en algunas partes presenta un enigmático color negro.
Algunos de los recipientes sobresalen un poco más y quienes pasan una noche en el interior de ellos, al día siguiente se despiertan sintiéndose enfermos, débiles y con la cabeza adolorida.
Estas cúpulas fueron avistadas por los residentes desde hace muchos siglos atrás y por ello bautizaron esta parte de la Taiga siberiana como “El lugar con calderos”. La zona donde se encuentran estos extraños objetos, es temida por los lugareños, quienes afirman que las mismas sirven de morada a colosales ciclopes.
Otro dato interesante acerca de estas cúpulas es que sorprendentemente aparecen y desaparecen a voluntad, por lo que se han mostrado esquivas para muchos exploradores, especialmente para la gente ajena al lugar.
En cuanto a quienes han intentado extraer tesoros o algo de valor del interior de estos calderos, nunca más se les ha vuelto a ver.
Ubicada en la península de Hook, Irlanda, es una mansión construida en el sitio del original Redmond Hall; es reconocida en el mundo por sus fantasmas y por los hechos paranormales que, según varios testigos, sucedieron allí en el pasado.
Si bien circulan varias historias de apariciones en la mansión, la más terrorífica es la que relata la visita del mismísimo Lucifer y el fantasma de una joven mujer.
En 1170 se construyó el primer castillo y unos 200 años después, durante la peste negra, el edificio original fue reemplazado por una construcción nueva bautizada como Redmond Hall. Alrededor de 1650, la familia vendió la propiedad a los Loftus por lo que la mansión adquirió su actual nombre.
La leyenda gira entorno a Lady Loftus, heredera del lugar, vivía allí con su esposo, Lord Tottenham, y sus hijas; entre ellas, la joven Anne. Cuentan que hacia 1700 una tormenta en el mar, arrastró a un inquietante caballero a la playa de la propiedad; el sombrío hombre se acercó a la casa para pedir refugio y ayuda debido a que su barco se había arruinado con el temporal.
La familia lo recibió y lo invitó a pasar unos días allí, con el paso de los días, la joven Anne se enamoró del forastero hasta que una noche, mientras jugaban a las cartas, dejó caer una al suelo y cuando se inclinó para levantarla, descubrió que el hombre tenía pezuñas en lugar de pies, en ese mismo instante el caballero voló hacia el techo convertido en una bola de llamas y desapareció.
Después de la experiencia, Anne perdió la razón y tal como era la costumbre de la época, la familia la encerró en una habitación hasta su muerte. Sin embargo, numerosos sirvientes y familiares aseguraron haberla visto vagando por los pasillos de la mansión.
Debido a los avistamientos de la joven después de su muerte, un sacerdote exorcizó la casa, pero la energía oscura que este misterioso hombre dejo tras su partida todavía sigue viciando el lugar, dejando entrever a los curiosos visitantes que aquel siniestro sujeto aun visita la mansión y Anne aun deambula sin razón por los corredores.